
La sangre llena de un olor grumoso
tras el filo del corte salvajemente educado,
la luz se desploma como cuerpo fulminado
cayendo las hojas testigos mudos de doliente.
Si el mundo abriera de par en par
un velo custodiado,
y la sombra de mi cuerpo fuera ya final,
¿Daría por bueno lo humanamente discernido?
¡No ves,amor, este dolor hundido
en el alma diluida por el baladro,
relámpago de lo ido dejándome solo
en la ceniza que cubre lo que fui!
La espada cumplió y no se amedranta,
la mano firme en la empuñadura, no vacila.
Escapar es imposible, morir aún más es el desastre
que refuta lo frugal del destino...
tanoría.