viernes, 18 de noviembre de 2011

EPIDERMIS














La piel que ya ni tan siquiera es,
recluida hasta perder su sombra
que prendió el tálamo cuando supo
del ser alumbrado con cautela,
esta piel de ascuas,
esta piel profanada,

una piel sola, envejecida
mas allá del remedio y los rezos,
la que nos es común a todos
entre todas las vidas, piel
que muestre la voluntad última
del polvo,

que una sola piel, sea piel
de la noche esclavizada,
sea pigmento airoso y se acostumbre
al tiempo que ha de venir inexorable,
tape la desolación que aspira
al barranco en desplome de los años,
y no se rasgue como los días a cuchilladas,

una sola piel, la de todos
los que fuimos derrotados,
echa jirones y vendida siempre,
artilugio de agoreros
que hierran  en la alquimia
de los abrazos.