jueves, 26 de febrero de 2015



" MICONES"
(Donde me crie, fui a la escuela y tomé la Primera Comunión)
La conocida Hacienda Micones se sitúa en el pago homónimo al sur del término municipal de Lebrija, en la misma linde con el de El Cuervo, y junto a la carretera que une ambas poblaciones, de la que parte un corto carril que se abre paso entre un frondoso arbolado y conduce al caserío. También está muy próxima a la carretera nacional IV y a las otras dos grandes haciendas de Lebrija, el Rulo y la Guaracha.
El edificio está precedido por un amplio y cuidado jardín, atravesado y dividido por un camino que lleva a la fachada principal, de simétrica composición y en la que se alterna, al igual que en todo el edificio, el blanco de la cal con la almagra en los resaltes. La fachada está centrada por una portada presidida por una hornacina con una escultura de la Inmaculada Concepción, ya que, según indica Cortines, el primitivo nombre de la hacienda fue la Pura Concepción, como aparece en una cancela del jardín. A la derecha de la portada se dispone el señorío, de doble altura y abierto al patio mediante una galería de arcos. La torre que lo remata sirve de mirador. Por su parte, a la izquierda de la portada se encuentran la vivienda del casero y la capilla. La primera es descrita por Cortines como de dos habitaciones, sala y dormitorio, separadas por una cortina, encontrándose la cocina en el otro extremo. A su vez, la capilla tiene una sencilla portada al exterior con una espadaña. Este oratorio, que cuenta con sacristía, aún mantiene el retablo, varias pinturas de interés y un completo ajuar litúrgico. Más allá de esta capilla se encuentra otra torre, en este caso de contrapeso del molino, que perfila la fachada.
Una vez cruzado el apeadero de la portada se accede al patio, empedrado y centrado por un gran pozo. A la izquierda se dispone una almazara doble que ocupa todo el lateral, articuladas en tres naves y con sendas torres de contrapeso en los extremos. Las prensas de viga se alojaban en la nave exterior, que aún conserva las respectivas capillas. En esta imponente nave también se disponían las tinajas de decantación y de las bodegas, así como compartimentos de trojes; en las naves adyacentes se hallaban los empiedros y más trojes. En la actualidad estas dependencias sirven de almacén. Al fondo del patio se encuentra otra almazara, la tercera de la hacienda, cuya torre de contrapeso es la cuarta y última del edificio, contando con su correspondiente nave para la prensa de viga y otras dos paralelas para el empiedro y trojes. En el costado hacia el patio de este molino discurre una nave de cuadras. En la edificación del lateral derecho del patio, de menor volumen constructivo y altura y con acceso al campo, hay otras dependencias de cuadras, pajares, graneros y almacenes. En sus inmediaciones se ubica una nave levantada para zahúrda a mediados del siglo XX que sustituyó a otra anterior; des esta pieza destaca su cuidadosa construcción, y en especial su fachada, presidida por una hornacina en la que se encuentra una escultura de san Antón, patrón de los animales. Cortines dice al respecto: El zahurdón viejo era un chozón bajo y destartalado con la paja del techo ennegrecida. La nueva (zahúrda) tiene un porche con bancos ante la fachada que se remata con una pequeña espadaña con su veleta y una hornacina donde está la estatua de san Antón en terracota. A los lados de la entrada, dos dormitorios. Una puerta verde y la nave con techo de uralita y suelo de losetas grises, sostenida por pilares blancos y dividida por un pasillo ancho con celdas a izquierda y derecha. Y al final un corral con una tapia baja y comederos.
Tras el núcleo principal del caserío estaba la huerta, con las correspondientes noria y alberca, en la que se cultivaban tanto hortalizas como frutales. Por último, al otro lado de la carretera del Cuervo se disponen otras dependencias ya abandonadas, básicamente gañanías y viviendas para los trabajadores de la finca e incluso una escuela. Cortines recoge también la existencia en la finca de diversas chozas, tan propias de la comarca marismeña, en las que habitaban trabajadores de Micones.
Datos históricos
Recientemente uno de los propietarios de la finca, Jacobo Cortines, ha publicado un volumen, Este sol de la infancia, en el que relata sus estancias en la hacienda, de forma que, además de algunos datos, podemos saber cómo se desarrollaba la vida en Micones a mediados del siglo XX, algo sumamente interesante y que por desgracia apenas conocemos de siglos anteriores. En esta obra se pone de manifiesto cómo esta hacienda, al igual que otras muchas explotaciones, estuvieron llenas de vida, una vida enormemente dura y sutil a la vez.
En cuanto a la historia de las tierras de esta extensa finca, que en la actualidad forman una unidad con el Cortijo de Junquera, al que se hace referencia en el listado de edificios que aparece al final de este libro, hay que indicar que en ellas se ubicó una villa romana. Luego pertenecieron a los bienes de propios del Concejo de Lebrija, que a finales del siglo XVII las vendió a la condesa de Lebrija, quien a su vez las enajenó en 1749 al genovés Tomás Micón, primer marqués de los Méritos y de donde procede el nombre de la finca, que con anterioridad se denominaba de la Concepción. Sancho Corbacho, por su parte, dice que fue comprada en 1780 por Diego Micón, el cual levantó el actual edificio. Referente tradicional del latifundio lebrijano, fue una de las fincas que el alcalde republicano de la localidad pidió que fuesen expropiadas al amparo de la reforma agraria de 1932. No obstante, tal petición no fue atendida por el gobierno de Azaña.
Su imponente caserío es una empresa neoclásica que debió llevarse a cabo a finales del siglo XVIII o principios del XIX, quizás sobre una estructura del siglo XVII, aunque Bonet Correa lo data en 1750. En todo caso, se trata claramente de un conjunto unitario que responde a una estudiada planificación arquitectónica, inscribiéndose sus dependencias en un perfecto cuadrado rematado por torres en los ángulos. Sancho Corbacho escribe que es modelo de las (haciendas de Lebrija) construidas en el último cuarto del siglo XVIII, por ello su aspecto exterior se ambienta con un sentido neoclásico.
Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico,
Consejería de Educación Cultura y Deportes.
Diputación Provincial de Sevilla.