sábado, 3 de noviembre de 2012

QUEBRANDO ALBORES




En los atardeceres de este noviembre,
cuando la noche va desarzonada
se recoge un carmín, y el cielo ensilla
sus caballos de púrpura y de cal,
y ya la oscuridad no nos da su frío,
mas nos arropa este tañer del aire,
lo que en la cueva de la noche somos,
el bisturí de los amaneceres,
y esto que busca a tientas ser nosotros,
por los estanques de la madrugada:
desasidos los cuerpos, nos hallamos
con el deslumbramiento cara a cara,
cara a cara con fuego en la tiniebla,
y esto somos nosotros, la guirnalda
de los dos cuerpos en la luz ausente,
aferrados al aire que es jazmín,
la floración nocturna de la piel,
este tacto que sólo da la noche,
el tacto de los cuerpos esenciales,
y ya reconocemos una albada,
el rompeolas de la claridad.