sábado, 11 de septiembre de 2010

HIJA DE LA CARRETERA


Campos de miscelánea,
que regaláis siesta,
si, llano y cuesta
alabarda de borrico cansino.

Cadenas chirriantes
la guerra,
zumo óleo que la espabiláis,
pintura ácrata de reclamo embriagado
pone clavo y alambrea,
en la noche más criminal.

¡Que socavón, la cuneta!,
cual gigante en desequilibrio
que caído adquiere,
su valor alquilado.

Tú sabes que comer cuesta,
por eso pinares quejumbrosos,
troncos mudos y solemnes,
yo protestaré al hambre epidérmica
y aunque quisiera,
no podría sostener, tu pesada cruz
que danza.


2 comentarios:

Elena dijo...

Magnífico Luis, felicidades por este poema.
Bellas palabras para un drama.

Un beso.

Luis Sánchez García dijo...

Elena, un drama bajo las promesas de sosiego y seguridad,
alimentadas sólo por el vencimiento de la ceniza.

Un beso, compañera.

Luis.