martes, 26 de junio de 2012

VERANO






Donde era bosque,
resina para ti,
tú me domesticaste con agujas.

Donde era savia,
donde nada se alzaba contra ti

ni siquiera una hoja,

y fue cuando pusiste
definitivamente
mi mano en tu silencio.

Pero no me asusté.
Y arañé.
Y hallé tacto.

Te vas.
Ahora que estoy
con los dedos en flor.

2 comentarios:

Elena dijo...

Qué difícil se me hace desentrañar lo que esconde un poema, pero qué fácil lo haces para sentirlo.

Un abrazo Luis.

Luis Sánchez García dijo...

Elena, gracias por aparecer siempre.
He estado y aún estoy recuperando lo que lentamente abolido aún palpita como un rubí en el melodioso pico de los pájaros, y eso lleva tiempo, por eso perdona mis ausencias en mi casa y en la tuya.

Un fuerte abrazo.