lunes, 5 de abril de 2010

COMPAÑERA


Han crecido tanto los álamos,
mi vida,
que el pájaro matutino sufre de vértigo,
la sombra se ha perpetuado en el espejo
y las hojas apenas llegan al suelo.

En todo lo que toco respiras,
mi vida,
sé que estás observándome, desde la tierra callada
musitando afanes, esplendor
de lilas varadas con un dolor profundo.

Te siento tan cerca de mi,
mi vida,
que en mi alegría convido a turrón del duro
al podenco desdentado, corro en busca del indicio
demoledor y tu distancia.

Te amo cada minuto del día,
mi vida,
tanto que me duele y agota, persevero
el el área que es tu cintura de azafrán,
medro en la rama de tu singladura,
en el vahído de la fruta sepultada
y aligero a los niños de su pereza,
en todo lo que vivo estás, en todo
lo que muero te encuentro.

7 comentarios:

Elena dijo...

"en todo lo que vivo estás, en todo lo que muero te encuentro."
No se puede decir de forma más bella y contundente.

Besos.

Tatiana Aguilera dijo...

Mejor poema de amor, imposible. Si se siente como lo describes, en toda parte late, en toda parte camina, bebe y se sienta a la diestra de nuestra mano.
Un abrazo amigo.

Luis Sánchez García dijo...

Elena, El amor a base de locura y de paciencia, durante tantos años, y que tiñe estos últimos días con los oros oblicuos y cansados, del crepúsculo.

Un beso amiga.

Luis.

Luis Sánchez García dijo...

Taty, gracias por tu generosidad.
El amor sigue siendo todo y el dolor que aún tengo que pasar, en el que cifro todas mis esperanzas de salir con algo entre las manos de la vida.

Un beso amiga chilena.

Luis.

Paloma Corrales dijo...

Hay dolor, pero hay tanta belleza en tus versos que estremecen. El final de antología.

Un beso.

Luis Sánchez García dijo...

Gracias por tus alentadoras palabras Paloma.
Casi al alba, en la cama, nos despiertan a veces las campanas de esa torre.

Un abrazo amiga.

Luis.

Luis Sánchez García dijo...

Mari Carmen, gracias por tus palabras.

Cuando escribo tengo la sensación de que todo está ya escrito, de que escribir es acabarse, ir terminando un adusto inventario de asombros.

Un beso.

Luis.