Oscuridad, esta ternura
como sometida al mineral
de un fino trato en la costura
y la vida de cristal.
Tus ojos heridos a tientas
para mirarme y no conocer
y esas manos donde sustentas
la herida inmensa del amanecer.
Con tu mundo tan silencioso
vacío de todo y de prisa
te hablo a tí, tan cauteloso
por si me das una sonrisa.
por si me das una sonrisa.
Sólo una esperanza en mi mirada:
la que tu voz de luz prende,
regresa de donde estés, resucitada,
y mis días de adolescente enciende.
Como el niño que todas las tardes
soñaba de niño que te adora,
ahora en todo mi ser ardes
en mi corazón: ahora.
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