Por lo que no supe decirte y me salvaba,
de las atrocidades del mundo y su conjuro,
ahora muero sin remisión ni surtidores,
decirte ahora ya inútilmente que yo te amaba,
como la nieve recién caída su blanco más puro,
en el campo esquilmado de flor y labradores.
Yo te ame siempre por la nube
con un deseo de niño enamorado,
donde estabas yo estuve
por la luz de tu camarín nevado,
más que del oro alado
de decirte nada me contuve,
tropecé con mi miedo y tu vado,
yo te ame siempre por la nube.
2 comentarios:
Luis, mi querido amigo... enamorado de una nube.
Un abrazo, vestido de nube.
Elena:
Como el recuerdo de las tardes
en que soñaba en un jardín,
suavísimamente ardes
en mi corazón: aquí.
Gracias amiga, un beso.
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