La distancia que se desgrana
es la que menos importa,
porque saber que se llega
es como morir queriéndolo.
Tras la debilidad
que acumula la flaqueza,
ríos de espuma envolvente
y cien caballos inalcanzables.
Si es azaroso el descalabro,
enajenar al adoquín que espera,
no sirve mas que para lamer
la sangre que se nos va,
y nos deja sin vida,
y en el camino sed,
con la sed el delirio
que nos cansa y nos hace entender...
lo lento del auxilio.
La casa sola,
el campo solo,
solos los pájaros,
la lluvia,
no, no diré que no me importa
la indiferencia que me restituye,
a galopar y no dejar de hacerlo,
huido, herido
olvidado sin desearlo,
sin merecerlo inaceptado
pero libre,
al fin yo libre,
de toda mano libertadora.
8 comentarios:
Luis:
No sé si tan libre estés, los recuerdos siempre queman la piel. Aunque la distancia -con los años-nos den su alentadora mano, siempre el sopor de la nostalgia nos invadirá.
Muy bello amigo mío.
Besitos.
Hola Luís.
Es difícil zambullirse en el pasado y no salir lleno de arañazos.
Besos.
Taty, ha pasado el tiempo, y continuo llevando los ojos doloridos, algunas veces de una manera casi sistemática, inmensamente ausentes.
Gracias amiga de Chile.
Abrazos.
Luis.
Elena, me siento a veces en una soledad que se quedó velando músicas que insinúan, pero apenas terminan de decir lo que quieren decir.
Un beso de Febrero.
Luis.
Un placer llegar hasta ti, y leerte, precioso poema, me ha encantado. Un fuerte abrazo y feliz domingo.
María, gracias por seguirme y pertenecer a la Ataraxía, por acompañar mis sensaciones en su lenta mordedura al durísimo cuarzo de la noche.
Un abrazo grande.
Luis.
Vuelvo..., vuelvo por aquí y, es la falta de tiempo o quizás el exceso de trabajo, quién no me deja recrearme en ésta tranquilidad.
Por qué volvéis a la memoria mía,
tristes recuerdos del placer perdido,
a aumentar la ansiedad y la agonía
de este desierto corazón herido?.
(Preciosa estrofa de un poema de José de Espronceda).
Quédate siempre con aquellos recuerdos que te han dejado un sabor dulce y duradero.
Un abrazo, Luis.
Lola.
Y no hallando el porqué, aún más se atreve
mi insomnio en lo dispar: lo que eternizo
y es fuga nada más: aquel bautizo
de fuego en el amor, más tarde nieve.
Un abrazo muy grande, y no te canses.
Luis.
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